Panamá
En una charla con Westcol, Sech reveló el camino de sacrificios que recorrió. Conoce la historia no contada del artista panameño y la modesta cifra de su primer pago.
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Creativo Digital
El nombre de Sech es hoy un referente en la música a nivel mundial. Sin embargo, antes de alcanzar el reconocimiento, su camino estuvo marcado por la perseverancia y comienzos muy modestos. Recientemente, en una reveladora entrevista con el streamer Westcol, el artista compartió detalles de esa etapa que pocos conocen.
La determinación del artista panameño fue clara desde muy joven. Tomó la decisión de irse de su casa a los 17 años para buscar su sueño en la música, incluso antes de terminar el colegio.
Sus primeros años de independencia no fueron sencillos. Para subsistir, trabajó en la construcción y vendió comida como empanadas y hot dogs. Sus condiciones de vida eran precarias, al punto de dormir sobre dos sillas en un cuarto extremadamente pequeño.
Estos sacrificios forjaron el carácter de un artista que nunca perdió de vista su objetivo, a pesar de las dificultades.
Antes de que su voz se hiciera famosa, Sech incursionó en la industria como productor y compositor. Creaba pistas y escribía canciones para otros artistas en Panamá.
Fue en esta faceta donde recibió sus primeros ingresos. Por cada una de estas composiciones, que vendía a otros cantantes, Sech ganaba entre 200 y 300 dólares. En ese momento, incluso consideró dedicarse por completo a ser productor.
Aunque la cifra era modesta, representaba los primeros frutos de su talento y esfuerzo en el competitivo mundo musical.
El giro en su carrera llegó gracias al consejo de un amigo, quien le hizo notar que las canciones que componía sonaban mejor en su propia voz.
Motivado por estas palabras, decidió grabar sus propios temas. Llevó una de sus canciones a una emisora local y comenzó a sonar con fuerza. Poco después, un remix de ese tema se convirtió en un éxito en Panamá, marcando el verdadero inicio de su carrera como cantante.
La historia que Sech compartió con Westcol es un claro ejemplo de que el éxito no llega por casualidad. Su trayectoria, desde trabajar en la construcción hasta vender sus primeras canciones por unos cientos de dólares, demuestra que la dedicación y la fe en el propio talento son fundamentales para alcanzar las metas más altas.